Introducción

El Esqueleto es el conjunto total de piezas óseas que proporcionan al cuerpo humano una firme estructura multifunqional para: locomoción, protección, contención y sustento. Todos los huesos están articulados entre sí formando el Sistema Oseo, soportados por estructuras conectivas complementarias como ligamentos, tendones, músculos y cartílagos.

El Esqueleto de un adulto tiene aproximadamente 206 huesos, sin contar los dientes, huesos inter suturas craneales, los supernumerarios y sesamoideos. Proporciona aproximadamente 12% del peso total del cuerpo. El tejido óseo está constituído por una matriz en la que se encuentran células dispersas. La matriz está conformada por 25% de agua, 25% de proteínas y 50% de sales minerales.

El hueso contiene cuatro tipos de células:
Células Osteoprogenitoras: células no especializadas derivadas del mesénquima, el tejido del que derivan todos los tejidos conjuntivos. Se encuentran en la capa interna del periostio, en el endostio y en los canales del hueso que contienen los vasos sanguíneos. A partir de ellas se generan los osteoblastos y los osteocitos.

Osteoblastos: células que forman el tejido óseo pero que han perdido la capacidad de dividirse por mitosis. Segregan colágeno y otros materiales utilizados para la construcción del hueso. Se encuentran en las superficies óseas y a medida que segregan los materiales de la matriz ósea, esta los va envolviendo, convirtiéndolos en osteocitos.

Osteocitos: células óseas maduras derivadas de los osteoblastos que constituyen la mayor parte del tejido óseo. No tienen capacidad de dividirse por mitosis. Su función es la de mantener las actividades celulares del tejido óseo como el intercambio de nutrientes y productos de desecho.

Osteoclastos: son células derivadas de monocitos circulantes que se asientan sobre la superficie del hueso y proceden a la destrucción de la matriz ósea (resorción ósea). Las sales minerales más abundantes son la hydroxiapatita (fosfato tricálcico) y carbonato cálcico. En menores cantidades hay hidróxido de magnesio y cloruro y sulfato magnésicos. Estas sales minerales se depositan por cristalización en el entramado formado por las fibras de colágeno, durante el proceso de calcificación o mineralización. El hueso no es totalmente sólido sino que tiene pequeños espacios entre sus componentes, formando pequeños canales por donde circulan los vasos sanguíneos encargados del intercambio de nutrientes. En función del tamaño de estos espacios, el hueso se clasifica en compacto o esponjoso:

- Hueso Compacto: Constituye la mayor parte de la diáfisis de los huesos largos así como de la parte externa de todos los huesos del cuerpo. Tiene una estructura de láminas alrededor de canales centrales (de Havers) que se extienden longitudinalmente, los cuales están conectados con otros canales llamados canales de Volkmann que perforan el periostio. Ambos canales son utilizados por los vasos sanguíneos, linfáticos y nervios para extenderse por el hueso.

- Hueso esponjoso: Es el principal constituyente de las epífisis de los huesos largos y del interior de la mayor parte de los huesos. Conformado por láminas intersticiales dispuestas de forma irregular llamadas trabéculas, genera una estructura esponjosa con huecos que están llenos de la médula ósea roja, los vasos sanguíneos penetran directamente en el hueso esponjoso y permiten el intercambio de nutrientes con los osteocitos.